
Gracias a la Ley 20/25 y la última licitación de suministro para distribuidoras, la ERNC forman parte de una oferta que promete jugar un rol cada vez más importante en la matriz energética.
Y aunque su futuro se proyecte auspicioso, el despegue de este tipo de energías también despierta críticas por parte de algunos actores de la industria. El debate está abierto.
Hace 10 años, la ERNC no lograban convencer, aunque sean más limpias que las centrales a diesel y carbón y claramente menos invasivas que las Mega represas.
Tímidamente los primeros incentivos para el desarrollo de las ERNC asomaban como propuesta para paliar el déficit.
Con la Ley 20.257 de Servicios Eléctricos de 2008, se establece la exigencia de un 10% de la energía proviniera de fuentes ERNC, en 2010 se incrementaría a un 20%, en 2013 se aprueba la propuesta de exigir a la industria que el 20% de la energía de la matriz sea renovable al año 2025 (conocida como la norma 20/25).
Hoy la normativa obliga a las distribuidoras a certificar la cantidad de energía que retiran del sistema a través de contratos firmados con plantas limpias.
En 2010 las ERNC aportaban un 3,4% total de la capacidad instalada del país (CER Chile), el 2014 marcó un punto de quiebre en su desarrollo al aumentar a 10% su aporte en la generación de electricidad, llegando a 2052 MW de potencia en el país. Todo un hito ya que las ERNC en construcción crecieron en un 77%, mientras que el total de proyectos aprobados y en proceso de aprobación en el SEIA se acrecentaron en 47%.
Bibliografía: Revista Nueva Minería marzo 2015